
Trastornos eosinofílicos gastrointestinales: un enfoque más allá de la esofagitis eosinofílica
Por: Anabelle Germosén
Imagina padecer molestias digestivas recurrentes: dolor abdominal, náuseas, diarrea o incluso pérdida de peso, sin que los exámenes médicos arrojen un diagnóstico claro. Muchos pacientes con síntomas gastrointestinales crónicos enfrentan esta incertidumbre, y en algunos casos, la causa subyacente es una inflamación poco común y poco conocida: la infiltración excesiva de eosinófilos, un tipo de célula inmunitaria, en las paredes del tracto digestivo. Aunque la esofagitis eosinofílica ha ganado reconocimiento en los últimos años, pocos conocen que este fenómeno inflamatorio puede afectar otras áreas del sistema digestivo, generando un grupo de enfermedades denominadas trastornos eosinofílicos gastrointestinales (TEGI). Estos trastornos, aún poco estudiados, representan un desafío diagnóstico y terapéutico para gastroenterólogos y alergólogos, y su abordaje requiere un conocimiento profundo y actualizado.
Este artículo explora las características, el diagnóstico y el tratamiento de los TEGI más allá de la esofagitis eosinofílica, destacando la importancia de una visión integral y multidisciplinaria para mejorar el manejo clínico y la calidad de vida de los pacientes.
¿Qué son los eosinófilos y por qué causan problemas?
Los eosinófilos son un tipo de glóbulo blanco que forma parte del sistema inmunológico. Su función es ayudar a combatir infecciones, especialmente parasitarias, y participar en las reacciones alérgicas. Cuando están en niveles normales, son útiles y necesarios. El problema aparece cuando el cuerpo produce eosinófilos en exceso y estos se acumulan en tejidos donde normalmente no deberían estar, como la mucosa del sistema digestivo.
Esta acumulación anormal provoca inflamación, daño en la pared del tracto digestivo y una variedad de síntomas que afectan la calidad de vida. A veces, esta reacción se asocia con alergias alimentarias o ambientales, pero en otros casos la causa no es tan clara (Pediatría Integral, 2023).Además, los eosinófilos liberan sustancias tóxicas para los tejidos, lo que puede generar úlceras, engrosamiento de la mucosa, formación de pólipos o incluso estenosis (estrechamientos en el tubo digestivo), comprometiendo la funcionalidad de los órganos afectados.
¿A quiénes afecta y por qué ocurre?
Los trastornos eosinofílicos gastrointestinales pueden afectar tanto a niños como a adultos. En muchos casos, quienes los padecen también presentan otras condiciones alérgicas, como:
- Asma
- Rinitis alérgica
- Eczema o dermatitis atópica
- Alergias alimentarias
Aunque la causa exacta aún no se conoce del todo, se cree que hay una interacción entre factores genéticos, inmunológicos y ambientales, especialmente relacionada con un sistema inmune hiperreactivo. En algunas personas, ciertos alimentos actúan como desencadenantes del aumento de eosinófilos, mientras que en otras, el estímulo puede ser ambiental o idiopático (sin causa identificada).
Clasificación y manifestaciones clínicas
Estas condiciones se clasifican según la localización predominante de la infiltración eosinofílica en el tracto digestivo. Aunque comparten una base inmunopatológica común, cada subtipo presenta características clínicas particulares que dependen de la zona afectada, la profundidad del compromiso tisular y la edad del paciente. La evolución clínica puede ser crónica, con síntomas que fluctúan en intensidad, o presentarse con agudizaciones que simulan cuadros infecciosos, inflamatorios o funcionales. (AEPed, 2023)
Los TEGI se clasifican según la zona del aparato digestivo donde ocurre la inflamación. Entre los más frecuentes están:
Gastritis eosinofílica
Afecta el estómago y puede provocar:
- Dolor abdominal, especialmente después de comer
- Náuseas y vómitos
- Pérdida del apetito
- En casos severos, vómitos con sangre o anemia por sangrado crónico
Enteritis eosinofílica
Afecta el intestino delgado. Es una forma más compleja, con síntomas como:
- Diarrea persistente
- Hinchazón abdominal y gases
- Dolor abdominal difuso
- Pérdida de peso y deficiencias nutricionales por malabsorción
Colitis eosinofílica
Afecta el intestino grueso (colon). Es más común en lactantes y niños pequeños, y suele provocar:
- Diarrea con sangre o moco
- Dolor abdominal tipo cólico
- Irritabilidad
- Dificultades en el crecimiento o ganancia de peso
Gastroenteritis eosinofílica
Es una forma más generalizada, en la que los eosinófilos se acumulan en varias zonas del tracto digestivo. Puede producir una combinación de todos los síntomas anteriores, siendo una de las formas más severas y difíciles de tratar.
¿Cómo se diagnostican los trastornos eosinofílicos gastrointestinales?
El diagnóstico suele ser complicado, ya que los síntomas pueden confundirse con otras enfermedades digestivas como el síndrome de intestino irritable, enfermedad celíaca o enfermedad inflamatoria intestinal. Por eso, se requiere un enfoque diagnóstico riguroso que incluye:
Endoscopía con biopsia
Es el método más importante. Permite visualizar el interior del estómago o los intestinos y tomar muestras de tejido para analizarlas bajo el microscopio. Si se detecta un número elevado de eosinófilos, se confirma el diagnóstico.
Análisis de sangre
El estudio diagnóstico suele complementarse con análisis de sangre, donde puede observarse eosinofilia periférica, elevación de IgE total y marcadores de inflamación. Sin embargo, estos hallazgos no están presentes en todos los pacientes. También puede realizarse estudio de proteínas en heces (alfa-1-antitripsina) cuando se sospecha pérdida proteica intestinal, especialmente en la enteritis eosinofílica.
Estudios por imágenes
Ecografías, tomografías o resonancias magnéticas pueden revelar engrosamiento de las paredes del tubo digestivo o acumulación de líquido.
Exclusión de otras causas
Es fundamental descartar infecciones parasitarias u otras condiciones inflamatorias antes de confirmar que se trata de un TEGI.
El diagnóstico de los trastornos eosinofílicos gastrointestinales (TEGI) no esofágicos representa un desafío clínico considerable. Su sintomatología inespecífica y solapada con otras patologías digestivas, sumada a la falta de criterios diagnósticos universalmente aceptados, contribuye a su frecuente subdiagnóstico o a su confusión con entidades como la enfermedad inflamatoria intestinal, las alergias alimentarias o las infecciones parasitarias.
Nota: Biopsia intestinal
Pruebas complementarias
Diagnóstico diferencial
Antes de confirmar un TEGI primario, es fundamental excluir otras causas de eosinofilia gastrointestinal secundaria, como:
- Infecciones parasitarias (Giardia, Strongyloides, Ancylostoma),
- Enfermedad celíaca,
- Enfermedad inflamatoria intestinal (Crohn, colitis ulcerosa),
- Reacciones medicamentosas,
- Vasculitis eosinofílica (síndrome de Churg-Strauss),
- Neoplasias hematológicas (linfoma, leucemia eosinofílica).
En consecuencia, el diagnóstico es esencialmente de exclusión y requiere una evaluación cuidadosa e integral por parte de un equipo multidisciplinario que incluya gastroenterólogos, alergólogos, patólogos y, en algunos casos, inmunólogos.
Tratamiento
El tratamiento en estas enfermedades se basa en un enfoque individualizado que busca controlar la inflamación, aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Dado que la fisiopatología de estos trastornos aún no está completamente comprendida y no existen guías terapéuticas estandarizadas, las decisiones clínicas suelen apoyarse en estudios de casos, experiencia clínica y analogías con la esofagitis eosinofílica (EoE). Las estrategias terapéuticas principales incluyen la dieta, la farmacoterapia y, en casos seleccionados, la cirugía.
Terapias dietéticas
Las dietas de exclusión representan una de las primeras líneas de tratamiento, especialmente en pacientes pediátricos. Estas pueden dividirse en tres enfoques principales:
- Dieta elemental: basada en fórmulas aminoacídicas que eliminan completamente los alérgenos alimentarios. Aunque puede ser altamente efectiva, su uso prolongado es limitado por su alto costo, sabor poco aceptable y la necesidad de suplementación nutricional.
- Dieta empírica de eliminación: consiste en excluir los alimentos más comúnmente asociados a reacciones inmunológicas, como leche, huevo, trigo, soya, maní y mariscos. Suele aplicarse durante seis a ocho semanas, seguida de reintroducción gradual.
- Dieta basada en pruebas de alergia: elimina alimentos identificados mediante pruebas cutáneas o IgE sérica, aunque su eficacia varía considerablemente (Pediatría Integral, 2023).
La respuesta a la dieta debe evaluarse no sólo mediante la mejoría clínica, sino también con seguimiento endoscópico e histológico cuando sea posible. En casos refractarios, puede ser necesario combinar la dieta con fármacos.
Otras intervenciones
En casos con complicaciones anatómicas como estenosis, obstrucción intestinal o ascitis masiva, puede requerirse tratamiento quirúrgico, aunque esto se reserva para situaciones excepcionales. La cirugía no modifica el curso inflamatorio de base, por lo que debe ir acompañada de tratamiento médico posterior. Aparte de esto, el abordaje integral debe considerar la educación del paciente y su familia, el apoyo nutricional y el seguimiento multidisciplinario continuo para prevenir recaídas y garantizar el crecimiento y desarrollo adecuados en la población pediátrica.
Pronóstico y calidad de vida
Los trastornos de este tipo no esofágicos son enfermedades crónicas, cuya evolución clínica puede variar ampliamente entre los pacientes. Aunque en muchos casos los síntomas pueden controlarse eficazmente con tratamiento médico y dietético, se trata de patologías con una tendencia a la recurrencia. En el mismo caso, en ausencia de manejo adecuado, pueden ocasionar complicaciones estructurales o funcionales a largo plazo.
Curso clínico y evolución
El curso natural de los TEGI no siempre es predecible. Algunos pacientes presentan períodos de remisión espontánea, mientras que otros mantienen una inflamación persistente con síntomas fluctuantes. La duración prolongada de la inflamación eosinofílica puede llevar a cambios estructurales en la pared intestinal, como fibrosis, estenosis o ascitis, especialmente en las formas transmurales.
En los casos con afectación extensa o multisistémica, como en la gastroenteritis o la enterocolitis eosinofílica, el pronóstico puede ser más reservado. Normalmente si se desarrollan complicaciones nutricionales o pérdida de proteínas. Aun así, la mayoría de los pacientes logra una mejoría significativa con un abordaje terapéutico individualizado y un seguimiento adecuado (Pediatría Integral, 2023).
Impacto psicosocial
Más allá del aspecto clínico, los TEGI pueden ejercer un impacto considerable en la calidad de vida del paciente, especialmente en niños y adolescentes. Las restricciones alimentarias, la necesidad de procedimientos invasivos frecuentes y la incertidumbre diagnóstica pueden generar ansiedad, aislamiento social y frustración tanto en los pacientes como en sus familias. La adherencia a dietas estrictas puede interferir con eventos cotidianos como celebraciones escolares, salidas familiares o actividades extracurriculares, generando un efecto emocional importante. Por ello, es esencial contar con apoyo psicológico y orientación nutricional que facilite la adaptación al tratamiento sin comprometer el bienestar emocional ni la vida social del paciente.
Importancia del seguimiento
El pronóstico a largo plazo mejora sustancialmente cuando el paciente es evaluado regularmente por un equipo multidisciplinario. El seguimiento continuo permite detectar recaídas tempranas, ajustar el tratamiento según la evolución clínica y reforzar la educación terapéutica. A diferencia de otras patologías inflamatorias intestinales, los TEGI no siempre requieren hospitalización, pero sí exigen una vigilancia constante para evitar la progresión silenciosa de la inflamación y reducir el riesgo de complicaciones. Un abordaje centrado en el paciente, que combine tratamiento eficaz, apoyo emocional y educación familiar, permite mejorar significativamente la calidad de vida, fomentar la autonomía del paciente y lograr un control duradero de los síntomas.
Aunque no existe una cura definitiva, las opciones terapéuticas actuales que combinan estrategias dietéticas, farmacológicas y de apoyo psicosocial permiten lograr una buena calidad de vida y un control satisfactorio de los síntomas en la mayoría de los casos. Frente a la variabilidad clínica y la naturaleza crónica de estos trastornos, es esencial fomentar el seguimiento continuo, la educación del paciente y la investigación científica que permita desarrollar guías más precisas y terapias dirigidas. Solo así se podrá garantizar una atención más equitativa, eficaz y humana para quienes viven con estas condiciones, muchas veces invisibles, pero profundamente impactantes en la vida diaria.
Descargo de responsabilidad:
Este artículo tiene fines informativos únicamente y no debe considerarse como un consejo médico. Consulte con su médico u otro proveedor de atención médica calificado.
Referencias:
· Asociación Española de Pediatría. (2022). Trastornos eosinofílicos gastrointestinales. Grupo de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/04_trast_eosinofilicos.pdf
· Pérez-Yarza, E. G., & Martínez-Regueira, F. (2023). Enfermedad eosinofílica del tracto esófago-gastro-intestinal. Pediatría Integral, 27(3), 140-148. https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2023-03/enfermedad-eosinofilica-del-tracto-esofago-gastro-intestinal/
· Zuo, L., & Rothenberg, M. E. (2022). Diagnosis and treatment of eosinophilic gastrointestinal diseases beyond EoE. Exploration of Allergy & Asthma, 2, 141–152. https://www.explorationpub.com/Journals/eaa/Article/100941